domingo, 8 de marzo de 2015

El "Nununiga", una moneda exclusiva de las mujeres.

El “Nununiga”, una moneda exclusiva de las mujeres.
Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 65(1172) (Marzo 2009): pp. 42-43.

Miguel Ibáñez Artica

            Cuando en junio de 1971 la antropóloga Annette Weiner visitó por vez primera Kiriwina, la principal población de las Islas Trobriand al oeste de Papúa-Nueva Guinea, las mujeres le comentaron que los manojos de hojas de banano, denominados “Nununiga”, constituían su propia moneda. Paradójicamente, a pesar de los exhaustivos trabajos de investigación llevados a cabo por Bronislaw Malinowsky desde comienzos del siglo veinte y los realizados posteriormente por otros antropólogos, estos objetos habían pasado completamente desapercibidos, al ser fabricados y utilizados exclusivamente por las mujeres.


Figura 1.- Exhibición de una falda utilizada como “doba”, al fondo las “casas del yam”. El ejemplar de la derecha: MAN, 2009/159/109.  

            Estos manojos, así como las vistosas faldas elaboradas con fibras vegetales, constituyen aún en la actualidad, el “doba” o dinero de las mujeres (figura 1), monedas que son utilizadas en las ceremonias “sagali” de los rituales mortuorios, y sirven para pagar las labores de las mujeres que han colaborado en alguna medida en el funeral. La primera ceremonia tiene lugar el día siguiente al sepelio y esta distribución de “moneda” se denomina “selubulabu”, en ella se entregan grupos de veinte a cincuenta nununiga a cada participante. Durante el día siguiente tiene lugar una segunda distribución denominada “tadabali” donde las parientas del fallecido entregan faldas y diez manojos de banano a las parientas del esposo o esposa del difunto, quienes cortan sus cabelleras en señal de duelo. El intercambio de manojos de hojas por otros utensilios se denomina “valova”, vendiéndose a las visitantes de otros pueblos todo tipo de objetos a cambio de “nununiga” (palabra que literalmente significa “leche materna”).



Figura 2.- Materiales para fabricar el nununiga (manojo de hojas que aparece en la parte inferior). MAN, 2009/159/093 & 121.

            Para fabricar esta moneda, la mujer separa trozos de hojas de la longitud deseada, apoyándolos sobre una tabla (“kidawagu”, figura 2), en la que hay figuras geométricas talladas -este objeto forma parte imprescindible del  ajuar de una mujer casada-, raspan la superficie de la hoja con una concha de borde afilado y aprietan con una paleta de madera, de forma que las figuras en relieve, como un “sello en seco”, se transfieren a las hojas, que luego son cuidadosamente secadas al sol tras ser unidas en grupos por un extremo (figura 3).


Figura 3.- Fabricación del “nununiga” a partir de hojas frescas de banano y ceremonia “sagali”.

Los nununiga se guardan en grandes cestos hasta que se llenan, y dependiendo de la importancia del evento, se presentan en pequeños grupos o incluso en cestos enteros, que muestran la importancia de la persona que los ha fabricado, destacando así su prestigio social (figura 4).


Figura 4.- Reparto de nununiga en un funeral (año 2007).

            Las islas Trobriand han constituido durante casi un siglo una auténtico paraíso -podríamos considerar una “reserva”-, para la antropología cultural y social, y son bien conocidas algunas ceremonias como el “anillo del Kula”, donde mediante el intercambio de elaboradas monedas-concha (“mwali” y “soulava”) se establece el ranking de prestigio entre los jefes. Entre la población masculina, esta jerarquización  se determina también a través de la prominencia y vistosidad de las “casas del yam” (almacenes de madera donde se guarda este alimento básico). Tal como hemos señalado, una singularidad de esta cultura es que las mujeres tiene su propia y particular forma de riqueza, el doba, integrado por vistosas faldas y manojos de hojas de banana que exhiben e intercambian durante los funerales, y aunque esta riqueza no se exhibe fuera de dichas ceremonias, la presencia de grandes cestos llenos de nununiga en el soportal de las casas proporcionan  reputación de “mujer fuerte” a la propietaria de los mismos. 

            En contraste con la durabilidad de los elementos utilizados como moneda tradicional por los hombres (monedas-concha, hachas de piedra....) que sobreviven a sus poseedores, las monedas “femeninas” (faldas y manojos de hojas de banano) son efímeras y perecederas, pero la vida continúa y la mujer trobriandesa se asegura la inmortalidad a través del control del “dala”, el clan matrilineal que vertebra la sociedad. A pesar de no participar en las estrategias políticas (reservadas a los hombres), la mujer asegura su importancia en la sociedad a través de la continuidad del ciclo eterno de vida y muerte, mediante el “doba” (monedas-falda y manojos de hojas de banano), en definitiva la mujer trobriandesa controla los dos extremos del ciclo de la vida, el nacimiento y la muerte.

            Al clasificar las monedas primitivas podemos identificar dos familias principales, las que son o derivan de elementos útiles empleados en la vida cotidiana (sal, armas como cuchillos y hachas, paños de corteza, fibra de palmera o coco, anzuelos....) y un segundo grupo de objetos ornamentales con un alto valor añadido (collares, pulseras, etc...). Frecuentemente en el primer caso las herramientas se miniaturizan para ser usadas como moneda (es el caso de las monedas “navaja” y “arado” chinas o las “hachas” de la América precolombina), y en el presente caso también el “nununiga” resulta de la miniaturización de una falda femenina. Curiosamente, la moneda de la mujer tobriandesa, el doba, integra ambos elementos, la falda y su representación en miniatura.

            No es éste el único caso donde encontramos faldas-moneda, en una zona relativamente próxima, en Nueva Caledonia, encontramos las “mada jahi”, elaboradas con fibras vegetales de bourao y utilizadas en las ceremonias matrimoniales por el pueblo Kanak (ver artículo “La “cabeza” de la moneda” del Eco Filatélico y Numismático de marzo del 2008).


Bibliografía:

Ibáñez, M., 2006. La premoneda social, precursora de la moneda económica. Nvmisma, 56(250): 21-40.

Jolly, M.. 1992. Banana Leaf Bundles and Skirts: A Pacific Penelope's Web?. En: History and Tradition in Melanesian Anthropology, ed. James G. Carrier. Studies in Melanesian Anthropology, vol. 10. Berkeley: University of California Press: 38-63.
Lussu, L.J., 1995. The Significance of Doba within Trobriand Society. Dyn 11: 1-21.  (Durham Anthropology Journal)

Weiner, A., 1976. Women of Value, Men of Renown: New Perspectives in Trobriand ExchangeUniversity of Texas Press, Austin: XXII + 300pp.

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