jueves, 15 de septiembre de 2016

Falsificaciones legales de moneda: las emisiones francesas de Carlos II de Navarra.

Falsificaciones legales de moneda: las emisiones francesas de Carlos II de Navarra. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 61(1131) (Junio, 2005): pp. 48-49.

Miguel Ibáñez Artica.


            El monarca navarro Carlos II “el Malo”, realizó varias emisiones en sus territorios de Normandía (condado de Evreux) imitando siempre los modelos que aparecían en las monedas reales francesas. La estrategia utilizada era la de fabricar monedas muy parecidas, pero con menor ley (tanto en las emisiones de oro como en las de plata), de forma que al intercambiarlas por las originales se obtenían buenos beneficios. Aunque en estas copias las leyendas que figuran hacen alusión al monarca navarro, el aspecto general de la moneda corresponde al de la pieza original francesa, a la que imita incluso al utilizar las abreviaturas, de forma que para una población en su mayor parte analfabeta, diferenciar las monedas acuñadas por Carlos II de las originales era una tarea difícil. De hecho, la mayor parte de estas copias han sido halladas en tesorillos de monedas de oro o plata, mezcladas con las piezas reales francesas a las que imitan.

            Entre los años 1351 y 1360 Carlos II fabricó numerosas imitaciones, conservando las imágenes originales de las monedas reales pero con leyendas alusivas al rey de Navarra. Paradójicamente, en las monedas emitidas en sus territorios de Normandía, no figura nunca su titulación como conde de Evreux, apareciendo únicamente como rey de Navarra. Será más tarde, cuando tras haber perdido sus posesiones en Francia, la moneda acuñada en Navarra (coronas de plata o parpallolas) presente su doble titulación de rey de Navarra y conde de Evreux. Este hecho pudo deberse a la intención que tenía en esos momentos Carlos II en recuperar sus posesiones francesas, actividad que inició en la primavera de 1378.

Se conocen dos emisiones del escudo de oro que imita la moneda real francesa acuñada por orden del 22 de septiembre de 1351, en una de ellas figura la leyenda “Navarre” y en la otra “Navarra”, se fabricaron entre esta fecha y 1355, cuando el escudo fue sustituido por el “mouton”. Unos años más tarde se acuñaron al menos otras dos variantes de reales de oro imitando la segunda emisión francesa del 15 de abril de 1359; en la primera aparece la leyenda “Krolvs” y en la segunda “K’olvs”. Estas monedas se hicieron entre abril de 1359 y diciembre de 1360 cuando el real fue sustituido por el “franco a caballo”.


Figura 1.- a: Escudo de oro de Carlos II de Navarra; b: Prototipo francés de Juan II; c.- Real de oro de Carlos II “el Malo”; d.- Prototipo francés de Juan II.

            Con respecto a las monedas de plata, encontramos varias imitaciones, el grueso con tres flores de lis (Figura 2a) que copia la moneda francesa acuñada entre junio y octubre de 1359, el grueso con estrella (Figura 2b), similar a las emisiones reales realizadas entre noviembre de 1359 y marzo de 1560, el grueso tornés flordelisado (Figura 2c) que copia la moneda real acuñada entre marzo y mayo de 1360, el grueso con corona (Figura 2d), inspirado en las fabricadas en Francia entre agosto y octubre de 1360 y el grueso blanco con flores de lis (Figura 2e) acuñado entre el 5 de diciembre de 1360 y el 14 de abril de 1361.


Figura 2.- Imitaciones francesas de Carlos II “el Malo”: a.- Grueso con tres lises, imitación de la emisión francesa de 1359 (a’); b.- Grueso de estrella, imitación de las emisiones francesas  de 1359-1360 (b’); c.- Grueso blanco de castillo flordelisado, imitación de la emisión francesa de 1360 (c’, c”); d.- Grueso banco con corona, imitación de la emisión francesa de 1360 (d’); e.- Grueso banco con flores de lis, imitación de las emisiones francesas  de 1360-1361 (e’); f.- Dinero parisino, imitación de las emisiones francesas  de 1343, 1355 y 1365 (f’); g.- Doble dinero parisino falso, recubierto de estaño.
Imitaciones francesas de Felipe de Longueville: h.- Grueso “con cola”, imitación de las emisiones francesas de 1355-56 (h’); i.- Blanca de castillo flordelisado, imitación de la emisión francesa de 1356.

            Además de estas imitaciones, se conocen otras dos a nombre de Felipe de Longueville, hermano de Carlos II, una blanca de castillo flordelisado (Figura 2i) que copia la moneda real emitida en enero de 1356 y un grueso “à la queue” (Figura 2h) inspirado en los acuñados entre 1348 y 1355. Estas monedas debieron fabricarse durante la estancia de Carlos II en prisión, entre abril de 1356 y noviembre de 1357, cuando su hermano Felipe se hizo cargo del gobierno de Evreux.

Por último encontramos imitaciones de moneda negra, es decir de poco valor como el dinero (Figura 2f) o el doble dinero parisino (Figura 2g), en este último caso se trata de una moneda doblemente falsa, por un lado, como las anteriormente reseñadas, copia servilmente los tipos de la moneda real francesa, pero además se trata de una falsificación en toda regla ya que está formada de un alma de cobre (un 97,5% de cobre, un 3,51% de estaño y un 0.78% de plomo), recubierta de dos finas láminas de estaño y sin ningún contenido en plata. Queda la duda de si esta moneda fue acuñada por orden del monarca o bien por alguno de sus seguidores, en unos turbulentos años donde el monarca navarro estuvo muy cerca de alzarse en el trono de Francia.

            Llama la atención la celeridad con que la ceca del monarca navarro en Evreux respondía a los cambios acaecidos en la moneda del rey de Francia. En esta época, sumido en la “guerra de los cien años”, el monarca galo necesitaba continuamente recursos, y una de las formas de obtenerlos era precisamente emitiendo nueva moneda con menor contenido en plata. Así, entre 1337 y 1360 se produjeron en Francia hasta 20 tipos diferentes de moneda, reduciéndose el contenido de metal precioso cada pocos meses (a veces semanas), de forma que con cada nueva emisión, se recogían las antiguas monedas en circulación y con ellas se fabricaba una cantidad mayor de piezas, simplemente añadiendo cobre. Además de esto en los territorios vecinos (Bretaña y Normandía) se fabricaban imitaciones de estas monedas todavía de peor calidad. Si bien estas copias estaban prohibidas en Francia, poco podía hacerse en la situación conflictiva en la que unas veces el rey navarro establecía alianzas con Inglaterra y en otras ayudaba a Francia. De hecho Juan II obtuvo una bula papal de excomunión contra los falsificadores de moneda y ordenó publicarla en septiembre de 1361, haciendo alusión expresa al caso de las monedas fabricadas en Normandía. Tras la incorporación de esta zona a la corona de Francia, continuó siendo la región con mayor número de falsificadores de moneda de todo el reino hasta bien avanzado el s. XV.


Bibliografía:

Ibáñez, M. (1995/6). Catálogo Numismático de Navarra II: Monetario del Museo de Navarra, Museo Arqueológico Nacional, Gabinete de Monedas y Medallas de París, Gabinete Numismático de Cataluña, Museo de la Casa de la Moneda, American Numismatic Society y colección Bergua. Carlos II (1349-1387). Trabajos de Arqueología Navarra 12: 175-234.

Moesgaard, J.C. (1999). Les émissions monétaires de Charles dit le Mauvais à Évreux (1351/56-1361). Revue Numismatique 6(154): pp. 231-265.



jueves, 1 de septiembre de 2016

Falsificaciones legales de moneda: las emisiones navarras de Carlos II “el Malo”.

Falsificaciones legales de moneda: las emisiones navarras de Carlos II “el Malo”. Artículo publicado en: Eco Filatélico y Numismático 61(1130) (Mayo, 2005): pp. 52-53.

Miguel Ibáñez Artica.

En ocasiones, han sido precisamente los monarcas los que han cometido adulteraciones en sus propias monedas, con el fin de obtener beneficios en situaciones críticas como períodos de guerras o invasiones. Las denominadas  “monedas de necesidad” con menor calidad, pero igual valor nominal, dejaban unos sustanciales beneficios a la corona a cambio de provocar inflación e inestabilidad económica entre la población del reino.
Estas crisis monetarias se remontan a los primeros tiempos de las acuñaciones de los reinos hispanos, así por ejemplo desde las primeras emisiones de Sancho V Ramírez de Pamplona y Aragón, hasta las últimas de su hijo Pedro I “el Batallador”, la moneda se depreció (en contenido en plata y peso) un 77%, en tan sólo treinta años.
La fórmula de rebajar el contenido en plata de la moneda como medio de conseguir recursos en momentos difíciles era bien conocido en la Edad Media.  El tesorero de Navarra Guillermo Le Soterel redactó en 1340(1) un informe en el que se establecían los tipos monetarios que eran necesario para satisfacer las necesidades económicas del reino. Definía tres tipos principales, una moneda fuerte para aquellos que viven de las rentas, una moneda mediana, necesaria para el comercio y la burguesía y una tercera moneda débil o menuda para los que “viven del trabajo de su cuerpo”, es decir agricultores y asalariados. A estos tres tipos monetarios, Le Soterel, añade un cuarto: el que emiten los señores cuando están en guerra que pueden acuñar moneda tan débil como quieran, con el fin de poder pagar a las tropas, pero advirtiendo que al finalizar la guerra, la moneda deberá recuperar su calidad.


Figura 1.- Informe de Paulo Girardi sobre los tipos monetarios necesarios para el Reino (1340). (AGN caj. 24, nº 38 II).

Una década más tarde, bajo el reinado de Carlos II “el Malo”, se pondrá en práctica de forma continua, tanto en los territorios de Normandía dependientes del monarca navarro, como en el propio reino de Navarra, la bajada continua de la ley de la moneda con el fin de incrementar los beneficios de la corona (en lo que se denominaba “el provecho de la moneda”).
En Navarra, hacia 1350 el florín de oro había remplazado al escudo francés, que hasta esas fechas era la principal moneda fuerte utilizada. Al principio circuló el florín de Florencia que progresivamente fue sustituido por el de Aragón. Hacia 1356 Carlos II mandó fabricar florines de oro imitando los tipos florentinos y aragoneses, y según la documentación conservada (A.G.N., Caj. 13, n. 190) uno de estos florines navarros valía dos florines de Florencia o 17 libras de carlines prietos.


Figura 2.- a: Florín de oro de Florencia; b: Florín “falso” o de baja ley, acuñado en Pamplona por Carlos II “el Malo”; c: Florín falso de Florencia en cobre sobredorado.

El florín de Florencia era una prestigiosa moneda de oro puro (24 kilates) y 3,5 gramos de peso, que comenzó a acuñarse a mediados del s. XIII, convirtiéndose en la unidad monetaria por excelencia de toda la Europa medieval. Aprovechando esta circunstancia muchos reinos y señoríos acuñaron imitaciones o “adaptaciones” del florín. En un interesante documento sobre las monedas que circularon en el Principado de Cataluña, atribuido al cronista y archivero Pedro Miguel Carbonell (1434-1517), encontramos una valiosa referencia sobre los florines navarros de Carlos II, catalogados en el apartado de florines falsos (Conaxença de florins falsos): “flori Darago appellat de Navarra se coneix que de la part de la flor de lys diu Navarra ita dices é son axi mateix dits contrafets, val VIII sol.” Es decir que a pesar de los deseos del monarca navarro de que su florín valiese el doble del florentino, en realidad su cotización real era de tan sólo la mitad. Este es un claro ejemplo de las divergencias entre el poder político que emite la moneda, que lógicamente la define como “moneda legal” u “oficial” y el sistema económico que al final es quien decide considerarla como “moneda falsa”.

Figura 3.- Saint Palais y detalle de la “calle de la Moneda”, lugar donde se ubicó la ceca hasta tiempos modernos.

Algo similar ocurrió con el resto de las monedas, en 1351 la ceca de San Palais había comenzado a acuñar dineros torneses a nombre de Carlos II de Navarra, imitando los modelos franceses, llegándose a prohibir en 1352 la circulación de moneda de vellón extranjera, pero la calidad de la nueva moneda fabricada era tan mala, que en 1353 la documentación señala que “la moneda del dicto Seynnor Rey no ha corso fuera del dicto Reyno”, es decir las imitaciones de los dineros torneses que acuñó Carlos II con la denominación de “dineros carlines” eran tan malas, que no se admitían en otros lugares fuera de la propia Navarra. La progresiva degeneración de este tipo monetario queda patente si comparamos su equivalencia con el florín a comienzos del reinado, cuando valía doce sueldos de dineros carlines, mientras que en 1386 se cotizaba a 40 sueldos. 

Otra “adaptación” navarra fue la “corona” que imita fielmente a la “parpallola” emitida desde 1337 en el condado de Provenza. En 1377 se acuñan con valor de un sueldo (12 dineros) cada pieza, pero también esta moneda sufrirá una importante devaluación, bajando desde un 78,75% de contenido en plata en las primeras emisiones a solamente un 30% en las últimas.


Figura 2.- a: Grueso tornés navarro de Carlos II “el Malo”; b: Grueso tornés de Carlos IV de Francia y I de Navarra, emisión de febrero de 1322; c: Dinero tornés de Carlos II de Navarra; d: Dinero tornés de Felipe IV de Francia (1285-1314); e: “Parpallola” navarra de Carlos II; f: Sueldo coronado provenzal de Roberto de Anjou (1309-1343).

            También Carlos II acuña en Navarra gruesos torneses, imitando al principio los modelos franceses, pero los más abundantes son los emitidos a partir de 1380 en San Juan de Pie de Puerto, que sustituyen el típico esquema del castillo tornés por un busto frontal inspirado en las acuñaciones inglesas. De nuevo asistiremos a una caída en picado de la ley de la moneda que comienza con un 83,3% en plata para terminar con un 50% en 1386. El mismo monarca es consciente del quebranto producido en la moneda y en la orden de acuñación, se menciona el escándalo producido y la vergüenza que pasa el propio rey obligado a realizar tales emisiones. Gracias a esta devaluación, Carlos II obtenía en año y medio la nada despreciable cantidad de 30.000 libras de beneficios.


Figura 5.- Los gruesos de busto (a), emitidos en forma masiva durante  los últimos años del reinado de Carlos II de Navarra, resultan unas imitaciones híbridas, que copian los anversos de los gruesos torneses de Francia (a) y en su reverso, los anversos de los “croats” ingleses (b)


(1) Comptos Caj. 24, nº 38, I. Actualmente se considera al italiano Paulo Girardi como autor de dicho informe (Mugueta, 2004).